Indignados
Para
todas las Primeras Líneas del mundo.
El país entero amaneció
indignado; desde los telenoticieros nacionales no paraban de atizar el
escándalo, ¿cómo era posible que decenas de fachadas de la infraestructura
comercial y financiera se llenaran de grafitis y rayones de mal gusto? ¡No hay
derecho! ¡Que la gente bien tengamos que tolerar tanto vandalismo!, repetían
con airado odio, incluso los incautos desposeídos de todo, quienes hacían eco a
las voces opresoras.
Mientras tanto,
invisibles y silenciosas, cientos de madres buscaban, en los cauces de los
ríos, los cuerpos de sus hijos desaparecidos, torturados, descuartizados por la
represión de la “Fuerza Pública” defensora del legal y dominante Sistema
establecido ante cualquier manifestación de protesta y exigencia de derechos
constitucionales.
La búsqueda es larga,
su tiempo son horas muertas escritas en un libro que nunca será leído, en un
reloj de arena desperdigado por tormentas de viento indolente, en una realidad
espinosa que nunca será titular noticioso.
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Derechos
Humanos
Cuando
el presidente se dirigió al país afirmando que no le temblaría la mano para
castigar a quienes habían perpetrado el pretendido atentado con el cual querían
cegar su vida, las cámaras de televisión omitieron mostrar que aquellos papeles
que él firmaba, mientras su alocución, era un cheque en blanco para sus
ministros de la guerra.
(Colombia 2002-2010)
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Fábula impune
Ante los
sanguinarios desenfrenos de las fieras de la selva, en busca de destronar la
monarquía impuesta por el León, la Paloma fue designada conciliadora entre las
partes en pugna.
Este,
quizá, fue el motivo principal de su desaparición una noche cualquiera, como lo
declaró a la AP, la AMPM, la UPI, la EFE, la TASS, la AFP, la UPA, la UP, la
H.P. y otras agencias informativas internacionales, el Búho, quién extrañamente
esbozaba una sonrisa de satisfacción, al tiempo que se confundía en un
sospechoso currucuteo como si una pluma ajena le estorbara en la garganta.
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