sábado, 27 de abril de 2024

Elegía de la eterna Patria Boba

 

Foto; Jesús María Catano Serna, Cumbre Nacional de
Experiencias de Pedagogías de Paz


Elegía de la eterna 
Patria Boba


Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos



Este poema no es un poema,

este poema es una oda lúgubre que celebra a los muertos con llanto de plañidera, alabaos y aguardiente, cigarrillo y tinto a los pies de un palo de mango, en el patio de la casa,

a la usanza antigua de celebrar nuestras honras fúnebres, mientras los cirios iluminan el catafalco donde reposa el cuerpo insepulto de quien nos coge ventaja y parte al Olimpo, a compartir con Cronos el conteo del tiempo en que habremos de seguirle.

Este poema no es un poema,

es un canto de compañía a los muertos muertos de nuestra tierra y de todos los tiempos en nuestra historia,

a los muertos de sonrisa pálida,

a los muertos de mirada de almendra,

a los muertos de piel lozana,

a los muertos de expresión noctívaga,

a los muertos de las arenas de los leones de Nerón,

a los muertos de exposición ante el pelotón de fusilamiento,

a los muertos caídos en el campo de batalla,

a los muertos muertos en actos de traición, de puñalada cobarde apuntalada por la espalda,

a los muertos desperdigados en el horizonte de todas nuestras geografías como manecillas de reloj estancadas en el tiempo,

a los muertos que componen ya un ejército innumerable, capaz de vencer las guerras del olvido y la ignominia,

a los muertos que invoco ahora para que se levanten de su tumba y me acompañen a la casa de gobierno,

para que se sienten en la silla presidencial, para que de una vez por todas ni un político más se la siga dando de vivo con los muertos,

para que hagan el primer decreto de gobierno de los muertos, uno que demande que esta patria ya no se llame como le llaman, no, la Gran Colombia no, esa murió hace siglos,

no, esa tampoco, República no porque esta patria ni ha sido Res ni ha sido Pública, la Res más bien ha sido acaparada por una jauría hambrienta de burócratas y banqueros,

a esta patria hay que darle nuevo nombre, uno a la altura de nuestros muertos,

¿qué les perece si la llamamos “Cementerio”?

decrétese que a partir del día de hoy esta patria se llama Cementerio y que a partir de ahora los muertos muertos que la gobiernan trabajarán intensamente en la constitución de sus nuevos símbolos patrios para que sean el orgullo de las generaciones venideras.

Decrétese también que el gobierno de los muertos muertos celebrarán esta nueva democracia con una gran fiesta nacional, una nueva fiesta patria, una gran fiesta a la vida para ayudar a que este canto fúnebre tenga al menos una esperanza, algo de poesía si es del caso.

Y hagamos un concurso, por ejemplo: a ver qué nos inventamos en este nuevo gobierno de los muertos muertos, un concurso, eso es, un concurso del que primero cruce el río más caudaloso de nuestro territorio,

pero ¿cómo así mis queridos muertos muertos que no saben nadar?

y a estas alturas lo vienen a decir,

pero qué peligro, qué manera tan irresponsable de tomarse la vida la de estos muertos muertos,

acaso no saben que la moda actual es matar y tirarte al río, y luego si no sabes nadar cómo le hacemos, luego nos ahogamos y así ni modo que nos unamos a esta gran parranda patria.

Otro concurso entonces, a ver, sí, eso es, el concurso del que más heridas tenga en el cuerpo, el más torturado, el que más sangre haya dejado en el campo de batalla,

Eh, tú, allá, el que dice que murió a causa de los cortes de moto sierra, machete y picana,

hazte a un lado, estás fuera de concurso, en esas condiciones nadie te gana,

y tú, el que murió en la guillotina, al menos para este menester de jolgorio, mantén la cabeza en su lugar, deja de exhibirla entre las manos,

y tú, allá el de la pierna desmembrada por una mina, por favor, deja ya de saltar en una pata y ponte en fila.

Definitivamente poner en orden a estos muertos muertos  se hace imposible,

y tú, el de las mil novecientas noventa y nueve heridas sin cerrar de la guerra de los mil días, hazte para allá que me salpicas de sangre las hojas en que este poema escribo, y luego no hay memoria, ni hay poema ni hay nada,

mejor dicho, a estas horas ya estamos como cansados, creo que hay que descansar y dejar algo para mañana cuando sea el segundo día de gobierno de los muertos muertos, por ahora entonces decrétese el derecho al descanso de los muertos muertos,

no hay derecho a que se les ponga tanto trabajo después de estar tan muertos,

que bajen a sus tumbas y dispongan sus cuerpos para el festín final que habrán de darse los gusanos.

Publíquese y cúmplase el mandato.


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Del libro: Poemas duros como un pan olvidado en la alacena (inédito)



sábado, 20 de abril de 2024

Cuando un día, quizá mañana, se acabe esta guerra

 

De mi próximo libro “Poemas duros como un pan olvidado en la alacena.

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Cuando un día, quizá mañana, se acabe esta guerra

Autor: Luis Carlos Pulgarín Ceballos

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Cuando un día, quizá mañana, se acabe esta guerra  

Tal vez volvamos a escuchar las voces de los dioses, silenciadas por el ruido de los cañones y las ráfagas de metralla.

Volveremos a tener la cercanía del paraíso en el rumor del viento colándose por entre la arboleda de nuestras montañas.

Tal vez vuelvan los hijos ausentes a ocupar el lugar que en la mesa siempre estuvo vacío y a la espera, a vestir el ropaje que mamá lavó mes a mes, para que estuviera limpio el día de su regreso.

La palabra odio será una página del pasado y la risa será el abrazo de cada nuevo día entre los enemigos,

nos reencontraremos en los ojos del vecino sin temor y desconfianza,

ya no habrá señales de miedo, cuando los perros ladren en la noche,

y las puertas de la casa no se cerrarán con decenas de trancas y mil padrenuestros.

el humo será señal de esperanza y bienestar… no signo de veredas devastadas por la presencia de la barbarie.

Antígona podrá por fin entrar al campo de batalla dónde murió su hermano guerrero, para darle digna sepultura.

Y Tiresias será libre,

su voz será oración de bienaventuranza, no más, nunca más augurio obscuro, maldición del destino, signo trágico de Tebas.

 

Cuando un día, quizá mañana, se acabe esta guerra,

volverá en el aire la fragancia de nuestras alegrías de infancia pérdida,

y la zozobra será sólo un pasajero distante en el tren del olvido.

 

Cuando un día, quizá mañana, se acabe esta guerra,

Cuando haya una tregua, cuando cese el fuego, volverás a casa a retomar tus escritos perdidos en ese viejo cuaderno donde escribías canciones a las novias añoradas.

Y el rugido del jaguar en la selva, será sólo el anuncio del combate de los amantes que al filo de la madrugada se abandonan a la urgencia de sus pasiones. 

Y el poema tendrá una nueva oportunidad para descubrir la misteriosa luna que en secreto guardan en sus cuerpos quienes despiertan al amor en su primara vez.

Ya no más odios, no más hambres, no más alientos de venganzas ¡no más trincheras, no más furias, no más cegueras, no, no, ya no más! cuando un día, quizás mañana, se acabe esta guerra.

 

Luis Carlos Pulgarín Ceballos

Territorios de Murindó,

2016, año de la firma del Acuerdo.


domingo, 7 de abril de 2024

Metáforas de nuestro realismo trágico - 3 cuentos breves de Luis Carlos Pulgarín Ceballos

 

      Indignados


 Para todas las Primeras Líneas del mundo.

 El país entero amaneció indignado; desde los telenoticieros nacionales no paraban de atizar el escándalo, ¿cómo era posible que decenas de fachadas de la infraestructura comercial y financiera se llenaran de grafitis y rayones de mal gusto? ¡No hay derecho! ¡Que la gente bien tengamos que tolerar tanto vandalismo!, repetían con airado odio, incluso los incautos desposeídos de todo, quienes hacían eco a las voces opresoras.

 Mientras tanto, invisibles y silenciosas, cientos de madres buscaban, en los cauces de los ríos, los cuerpos de sus hijos desaparecidos, torturados, descuartizados por la represión de la “Fuerza Pública” defensora del legal y dominante Sistema establecido ante cualquier manifestación de protesta y exigencia de derechos constitucionales.

 La búsqueda es larga, su tiempo son horas muertas escritas en un libro que nunca será leído, en un reloj de arena desperdigado por tormentas de viento indolente, en una realidad espinosa que nunca será titular noticioso.


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Derechos Humanos

 

Cuando el presidente se dirigió al país afirmando que no le temblaría la mano para castigar a quienes habían perpetrado el pretendido atentado con el cual querían cegar su vida, las cámaras de televisión omitieron mostrar que aquellos papeles que él firmaba, mientras su alocución, era un cheque en blanco para sus ministros de la guerra.

(Colombia 2002-2010)

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Fábula impune

 

Ante los sanguinarios desenfrenos de las fieras de la selva, en busca de destronar la monarquía impuesta por el León, la Paloma fue designada conciliadora entre las partes en pugna.

 Este, quizá, fue el motivo principal de su desaparición una noche cualquiera, como lo declaró a la AP, la AMPM, la UPI, la EFE, la TASS, la AFP, la UPA, la UP, la H.P. y otras agencias informativas internacionales, el Búho, quién extrañamente esbozaba una sonrisa de satisfacción, al tiempo que se confundía en un sospechoso currucuteo como si una pluma ajena le estorbara en la garganta.















Elegía de la eterna Patria Boba

  Foto; Jesús María Catano Serna, Cumbre Nacional de Experiencias de Pedagogías de Paz Elegía de la eterna  Patria Boba Por: Luis Carlos P...